Nueva Croburzon es una ciudad estado con identidad propia, mestiza, sucia, emprendedora, llena de contrastes y magia, donde sus habitantes humanos, rehechos, khepris, cactos y mutantes varios, viven y mueren al son de su latido. El Parlamento la dirige con mano de hierro y nada escapa su control, ni siquiera esos artistas inconformistas, que se reunen para hablar mal del alcalde, beber hasta reventar y publicar en secreto un periódico a favor de la disidencia y la revolución.
Isaac Dan der Grimnebulin científico y casi paria, cuya amante khepri en una escultora en alza, recibe un encargo poco común: fabricar unas alas para un garuda. Ésto, desencadena una serie de sucesos que pondrán en peligro el espíritu de la ciudad misma. Isaac, contra viento y marea hará lo posible para enmendar sus errores, la muerte acecha en cada esquina de Nueva Crobuzon, y es posible que sea él, el único que pueda salvarnos.
La riqueza e imaginación de China Miéville no tiene límites. En serio.
Cuando crees que ya no puede sorprenderte, que esa raza de ahí, o esa situación de allá es lo mas lejos que puede ir, giras la página y ahí está, otra sorpresa, otra esquina de Nueva Croburzon se revela ante ti, y ante su magnificiencia no hay mas que caer de rodillas. La ciudad es un personaje mas de una historia que te atrapa y no te deja ir hasta el final.
Como dije en mi comentario de El consejo de hierro, el primer libro que leía de este hombre, mi relación de amor-odio con él continúa, es ciencia ficción... es fantasía... es terror... es inclasificable, como solo los buenos lo son.
Quero mas.
1 comentario:
Curiosamente estoy liado con el libro. Tienes razón, muchas ideas geniales pero un estilo barroco que se hace pesado. Pero merece la pena el esfuerzo ante el torrente de este hombre.
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