En una tierra devastada por la guerra y un gobierno totalitario, un grupo de descastados van en busca del legendario Consejo de Hierro, los únicos que se opusieron con éxito al gobierno y ahora largo tiempo desaparecidos, permanecen en la memoria del pueblo como un cuento de esperanza que empieza a desvanecerse.
Mi relación con El consejo de Hierro es de completo amor-odio. Es el tipo de libro que lanza diez conceptos nuevos en cada frase y debes leer atentamente para enterarte de algo, sobre todo durante las cien primeras páginas. Si tienes la paciencia de llegar hasta allí es una historia llena de aventuras por una tierra que va mas allá de todo lo imaginado hasta ahora, no se me ocurre con que compararlo, quizás si hubiera leído el primer libro del autor (ganador del Arthur C. Clarke y otros premios mas) Estación de la Calle Perdido, tendría con qué. El autor es una de esas jóvenes promesas que revitaliza el género, y casi tan bueno como los clásicos que dentro de 10 años se convertirá en uno de ellos, o eso se espera. Si hay que arriesgarse con un nuevo autor puede ser éste, o no. El odio, me viene de Jack Vance, un autor que nunca me ha acabado de gustar del todo y con el que China Miéville comparte estilo de escritura. El amor, por ese tufillo mesiánico-épico que tanto me gusta desde que Dune y El juego de Ender son mis novelas favoritas. Cuando me ha gustado, a ratos, ha sido excepcional. Intentaré leerme el anterior del autor a ver que me dice.
Mi relación con El consejo de Hierro es de completo amor-odio. Es el tipo de libro que lanza diez conceptos nuevos en cada frase y debes leer atentamente para enterarte de algo, sobre todo durante las cien primeras páginas. Si tienes la paciencia de llegar hasta allí es una historia llena de aventuras por una tierra que va mas allá de todo lo imaginado hasta ahora, no se me ocurre con que compararlo, quizás si hubiera leído el primer libro del autor (ganador del Arthur C. Clarke y otros premios mas) Estación de la Calle Perdido, tendría con qué. El autor es una de esas jóvenes promesas que revitaliza el género, y casi tan bueno como los clásicos que dentro de 10 años se convertirá en uno de ellos, o eso se espera. Si hay que arriesgarse con un nuevo autor puede ser éste, o no. El odio, me viene de Jack Vance, un autor que nunca me ha acabado de gustar del todo y con el que China Miéville comparte estilo de escritura. El amor, por ese tufillo mesiánico-épico que tanto me gusta desde que Dune y El juego de Ender son mis novelas favoritas. Cuando me ha gustado, a ratos, ha sido excepcional. Intentaré leerme el anterior del autor a ver que me dice.
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