Cinco finales de película inolvidables (Spoilers Ahead!!!)

Y tengo un montón de finales favoritos y elegir solo cinco (a sugerencia de Antara Adachi) ha sido como un suplicio, llevo meses dándole vueltas (y mas vueltas), y porque hoy tengo el día un poco sentimental, me he ido para el lado dramático (la mayoría de las veces), sin ningún orden específico allá van:

El mejor final romántico de la historia,

ya se pueden ir al traste Prety Woman varias, porque el mejor final romántico de la historia pertenece a una película ¡nada romántica! en intenciones, Ofical y Caballero, esa de Richard Gere (joven y hot) y Louis Gossett Jr. (ganador del oscar por su papel de sargento algo cabrón).

Veamos, él entra en la fábrica vestidito de oficial y se encamina hacia ella con paso mas que sexy, todas las cabezas se van girando a su paso, y cuando al final ella se da cuenta es ¡el apoteosis! Aplausos y gritos de ¡Te lo mereces Paula! ¡Te lo mereces!

Entonces Richard Gere la toma en sus brazos y parten hacia el ocaso. Irrepetible.

El mejor final catársico

Ese You meet me in a very estrange time of my life, con el mundo tal y como lo conocemos llegando a su fin, y los gloriosos Pixies sonando de fondo, con esa eterna pregunta Where is my mind?... final extraño donde los haya, los malos ¿triunfan?, pero el ¿bueno? se queda con la chica, El club de la lucha, me marcó entonces, y sigue haciéndolo con su combinación de lucha, nihilismo y jabón.

El final dramático con milagro incluido.

Es una de mis películas favoritas, El milagro de Ana Sullivan, la he visto un montonazo de veces y al final siempre lloro, la historia (real) de una niña ciega, sorda y muda y de cómo su profesora Ana Sullivan le abre las puertas la mundo es sobrecogedor. Ha tenido muchas versiones pero yo me quedo con la de Anne Bancroft y Patty Duke , ganadoras las dos del Oscar por sus interpretaciones en el film.

El final dramático con reencuentro

Tiene que aparecer Steven Spielberg aquí, si o si, porque fue durante mucho tiempo mi director favorito (a veces, todavía lo es). Su primera película seria sobre la segunda guerra mundial, El imperio del sol, suele considerarse por muchos críticos como fallida, a mi nunca me lo ha parecido, el viaje de la niñez a la edad adulta de Jim (alterego de J. G. Ballard) interpretado por un Christian Bale joven y brillante, siempre me ha tocado la fibra. De todas las veces que la he visto, nunca me ha parecido larga ni aburrida, y el final siempre me emociona, el reencuentro de una madre y un hijo, consigue arrancarme lágrimas y sonrisas. Porque un abrazo es como volver a casa.

El final dramático con un adiós

Ahora Clint Eastwood es como Dios, pero en lo 80 era un director que empezaba a tomarle el pulso al ofico y dirigía obras aparentemente taquilleras, pero extrañas a su manera. Antes de Sin Perdón, uno de sus particulares homenajes al western clásico se llamó El jinete pálido, lleno de referencias a Raices Profundas, incluido un final calcado, pero qué quereis que os diga, sigo prefiriendo el de Eastwood, donde el jinete, todo vestido de negro se pierde entre las montañas, y la jovencita, enamorada y triste, grita su nombre...

Y como solo puedo elegir cinco me quedo con las ganas de poner Blade Runner (el final romántico original, preferido por los sentimentales, como yo), La gran Evasión (Steve McQueen y su pelota de baseball) o Cadena Perpetua (Tim Robbins esperando en Ciguatanejo con la voz en off de Morgan Freeman)... y así hasta 500 (por lo menos) finales favoritos.