La última casa a la izquierda

Con esta invasión de remakes de cine de terror que tenemos se hace difícil no prejuzgar las películas del estilo que nos llegan. Como ya apunté en mi entrada sobre la reinvención de Halloween, la saturación de renacimientos hace que desprecie, ya de por si, este tipo de películas. Vamos que las he aborrecido y eso que al principio era una ferviente estusiasta.
Pero al ver el trailer de La última casa a la izquierda (con una magnífica cover de Sweet Child of Mine de fondo) se me hizo la boca agua.
Esta no es una peli de terror al uso de la época, y Wes Craven se encargó de ello en su día. Aquí no existe el malvado sicópata enmascarado matando sierra en mano. Aquí el terror es mucho mas real y cercano. Un grupo de maleantes, uno de los cuales, acaba de fugarse, pernocta en un pequeño pueblo cerca de un lago. La casualidad quiere que el hijo de uno de ellos, conozca inocentemente a dos chicas. El grupo llega inesperadamente a la habitación del hotel y las encuentra con el chico. Enfrentados a un posible reconocimiento y denuncia, deciden eliminar a las chicas de forma brutal. No voy a entrar en detalles, pero cierta escena me revolvió el estomago por su crudeza y realismo, y no estoy hablando de sangre y vísceras.
Dan a las dos chicas por muertas, y en medio de una tormenta se refugian en la única casa que encuentran. Donde dos padres, sumamente preocupados, porque su joven hija no les ha llamado después de ir al pueblo, les atienden, les curan las heridas y les ofrecen hospitalidad.
Evidentemente son los padres de una de las chicas que los delincuentes han maltratado.
¿Qué haría un padre para proteger a su hijo? Cualquier cosa.
En este sentido, lo atípico del film es que las tornas se vuelven y los cazadores se convierten en cazados.
No he contado nada que ya no apuntara el trailer, así que tranquilos, son spoilers muy soft.
La estética, la acción son impecables, para un producto de este tipo. Y los actores que hacen de padres roban la película miserablemente de todos los demás, excelentes Monica Potter y Tony Goldwyn.
Capítulo aparte merece hablar de Garret Dillahunt, el actor que hace de sicópata, de sobras conocido en la pequeña pantalla, ha salido regularmente en Deadwood (haciendo dos papeles distintos), en 4400, en Life, en Las crónicas de Sarah Connor y de forma esporádica en series procedimentales haciendo casi siempre de sicópata. Parece estancado en este tipo de papeles, aunque a todos les da un giro diferente, especialmente en Las crónicas..., y a mi me gusta mucho la (poca) expresividad que demuestra hablando de manera tan cortante, algo que en la versión doblada de La casa... se ha perdido, una lástima.
Otra cosa, al acabar la película la gente aplaudió espontáneamente ¿cuándo fue la última vez que os pasó en una sala de cine? a mi, hacía mucho tiempo. Nada como la satisfacción del público para saber si una película gusta o no, críticas a parte.
Puntuación: 7'5

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