Origen: la naturaleza de los sueños

Christopher Nolan aprendió todo lo que hay que saber sobre magia con El truco final, cómo se presenta el numero, como se distrae a los espectadores, como se ejecuta el prestigio. Porque no nos engañemos, Origen es un enorme truco de magia que funciona a tantos niveles que asusta.

Primero tenemos el primer espejismo, la primera forma de acercarse al tinglado: la película va de un grupo de ladrones, y cómo toda peli de ladrones, conocemos al cerebro (Leonardo DiCaprio), conocemos a los peones, vemos la plantificación, se ejecuta el golpe, y ya. Todo es impecable, y con mucha clase, son ladrones de guante blanco, aquí nadie sale herido, no realmente. ¿Podrá el protagonista volver a casa? Y así se satisface la sed de misterio y acción de la audiencia.

El segundo espejismo sería el tormento romántico del protagonista, ¡¡todo es tan dramático!!, ella es el Mal, pero la quiere. Su corazón persiste en su memoria, como un virus, como una idea que corrompe. Pero su amor es eterno. Aquellos de nosotros a los que nos gusta un amor trágico como el que mas, esta es nuestra oportunidad de entrar en la película. ¡Ah, el amor!
El siguiente espejismo sería el papel de regalo en el que todo viene envuelto, ciencia ficción, esa palabra capaz de hacer los ojos de los críticos rodar con desprecio, (y que a nosotros pobres frikis nos hace sudar las manos de anticipación), qué tiene el género que hace que aparentemente nadie se lo tome en serio, ¿es solo un puñado de imágenes generadas por ordenador bonitas y espectaculares, o hay algo mas detrás de todo ello? El blockbuster que la mayoría está esperando, en todo su esplendor.
Luego viene lo de las cargas de profundidad, aquello con lo que se identifica la audiencia inteligente (?), eso de la vida es sueño (o al revés), eso de que vivimos en nuestra mente mas que fuera de ella, que poblamos nuestro mundo con representaciones agresivas, intentando deshacernos de los intrusos que quieren saber mas de nosotros, nuestros mas íntimos secretos no son para mostrar, son para esconder y atesorar. Eso de averiguar que es el YO. Y si hay algo mas allá. Nuestra mente como el último laberinto. Todo muy eXistenZ, muy Desafío total, incluso muy Ciudadano Kane.
Como en un sueño, dentro de un sueño, los espejismos se amontonan, hasta que la realidad se tuerce tanto que no sabemos qué pensar, ni dónde estamos, ni a dónde queríamos llegar.
¿Y dónde quiero llegar yo exactamente?
El señor Nolan consigue que los milagros ocurran, hace películas de acción que los críticos adoran, hace películas con argumentos enrevesados que la gente de a pie adora. ¡Milagro! Lo hizo con El Caballero Oscuro. Lo ha hecho con Origen.
No es una obra maestra del cine. El una obra maestra del espejismo. Nos distrajeron sus presentaciones arquitectónicas, sus luchas en ingravidez en pasillos de hotel, su caída libre en una caravana durante 45 minutos (¡perfecto recurso!). Un giro infinito en el Limbo de los Sueños.
Y luego.
Sí, hay algo mas. Siguiente nivel, por favor.
Puntuación: 9 (vivo en el desierto, los espejismos me dan la vida)

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