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lunes, 18 de julio de 2011

Win Win, Ganamos todos

Hace tiempo mucho tiempo (9 años, ¡cómo pasa el tiempo!), cuando todavía vivía en casa de mis padres y miraba todas las pelis del cplus que pillaba, vi una maravillosa película de Thomas McCarthy, su opera prima como director, Vías cruzadas, independiente con una historia interesante, drama y comedia llena de diálogos ingeniosos y muy reales, con Patricia Clarkson (cómo me gusta esta mujer, debería estar en todas las películas que veo), Michelle Williams (empezando a notarse la actriz en la que se convertiría) y como protagonista, a un improbable y genial Peter Dinklage (hoy triunfando en JdT), que interpretaba a un huraño y solitario aficionado a los trenes, cuya amistad (casi impuesta) con las mujeres ya mentadas le cambiaba su forma de ver la vida.
The Visitor su segundo film (mi reseña, aquí), protagonizado por otro de esos actores semi-desconocidos que te los crees en cualquier cosa (Richard Jenkins), nos hablaba de soledad e inmigración, también con toques de comedia y drama, de soledad y cambios de vida, un estilo ahora convertido en la firma del director.
Su tercer film, el que ahora nos ocupa, está protagonizado por Paul Giamatti. Está clato que a Thomas McCarthy mas que rodearse de super estrellas, lo que le gusta son esos actores con aire independiente que sabe que va a llevar su película, algo rara (pero con un sentido de la realidad admirable), a buen puerto.
Mike Flaherty (Paul Giamatti), marido y padre, abogado familiar de escaso éxito y menos dinero, y entrenador de lucha libre en el instituto en sus ratos libres, ve la oportunidad de salvar su negocio (y su vida) accediendo a tutelar (casi fraudulentamente) a un anciano senil, cuya hija no aparece.
Resumiendo, lo mete en una residencia y cobra el cheque de su seguro cada mes.
La cosa se complica cuando, Kyle, el nieto del anciano aparece. Sin lugar a dónde ir, y con la madre internada en un centro de rehabilitación (por la que el hijo siente un poco de desinterés y mucho odio), Mike lo acoge en su casa, con el beneplácito renuente de su esposa.
Kyle resulta ser una máquina de lucha libre invencible, a lo que Mike, rápidamente, matricula al joven para que pueda entrar en el equipo y así dejar de ser los perdedores de todos los torneos.
Mike está metido en un buen lío, y cuando aparece la madre de Kyle, reclamando a su hijo (y el dinero del seguro de su padre) se va a enfangar todavía mas.
Me he explayado, lo se.
Pero esta peli es tan dramática y tan divertida como la vida misma. Quizás no se tan agradablemente sorprendente como Vías cruzadas, ni tan redonda y esclarecedora como The Visitor, pero sigue siendo Thomas McCarthy, a veces te ríes, los personajes secundarios no tienen precio y aunque falla en algunas ocasiones, nunca lo hace en representar fielmente los problemas de un abogado y su familia, de un entrenador y sus chicos, de un amigo, problemas con los que todos nos identificamos.
Puntuación: 7

3 comentarios:

Efectos Especiales dijo...

Me encantó Vias Cruzadas... preciosa, entrañable.
No había conocido a nadie que la hubiese visto... hasta hoy.
Un saludo
Habrá que ver esta que propones.

Yathedigo dijo...

No así como las anteriores que citas, esta última resulta bastante plana y soporifera.. algo así como una anecdota elevada al rango de pelicula, inapropiada incluso para una tarde de domingo desidioso.(lástimna de siesta perdida con la esperanza de que algo pasase )
saludos, ya te digo.

marguis dijo...

Efectos Especiales:
Yo tampoco conozco a mucha gente que la haya visto, ¿extraño, no? y eso que me parece un apeli genial.
Saludos.

Yathedigo:
Ja, ja, ya veo que no te gustó nada.
Ya sabes, para gustos colores.
Un saludo.