
Nathan Fillion sigue teniéndole el pulso tomado a Castle, es gracioso e interesante, los casos han mejorado un montón desde la primera temporada, y la química entre Fillion y Stana Katic, aunque no es nada del otro mundo, tiene su gracia.
Una serie de esas inofensivas, para pasar el rato.
Una serie de esas inofensivas, para pasar el rato.
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