Este es un cuento de comunicación y soledad. Y muy bien contado.
Mr. Shi, con su escaso inglés pero buena voluntad, va a visitar a su hija a América, divorciada, vive sola, recibe a su padre en el aeropuerto, casi casi con pesar.
Mr. Shi se pasa gran parte de los días solo en el apartamento de su hija, mientras ésta trabaja, y sale a pasear por el parque encontrando a gente amable que escucha sus historias, en especial una mujer iraní, cuyo inglés todavía es peor que el de Mr. Shi. Mientras los dos intercambian anécdotas, nace su amistad, sin que la comunicación parezca un problema.
Mientras, con su hija, un abismo se abre cada vez mas profundo, los dos hablan el mismo idioma, pero no se entienden.
Tiene momentos de lo mas emotivos, muy bien conseguidos, las cenas, las únicas ocasiones que tienen de hablar el padre y la hija se sienten reales, y la soledad del hombre y su lucha por salir de ella es admirable y enternecedora. Por supuesto al final llega la reconciliación, sin gran drama y con sencillez, el padre y la hija llegan a buenos términos y aprenden que aunque son diferentes, la felicidad puede llegar en muchas formas.
El título del film viene de un viejo dicho chino (como no): Se necesitan cien años de plegarias para cruzar un río compartiendo el bote con alguien. Se necesitan mil años de plegarias para compartir la almohada con alguien.
Todo el mundo debe poner de su parte
Puntuación: 6'5
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