Después de la magnífica Children Of Earth (aquí mi reseña con los antecedentes para quien quiera enterarse) el año pasado, todos nos preguntábamos si Russell T. Davies sería capaz de superarse, y hay tantos cambios en esta cuarta temporada de Torchwood, que es difícil no entusiasmarse y empezar a gritar a los cuatro vientos que el señor Davies lo ha hecho.
Pero vayamos por partes.
Termina tercera temporada y parece todo perdido. No se sabe si habrá serie la temporada que viene.
Pero por un golpe de suerte, una cadena americana y Davies llegan a un acuerdo y Torchwood pasa a producirse allende los mares, con presupuesto de allende los mares y actores allende los mares... mas John Barrowman, of course, sin él no hay serie, porque Él es la serie.
Esto se empieza a poner muy interesante.
Estamos ante otra trama argumental cerrada de RTD, diez episodios en total, con Torchwood metida en pleno berengenal mundial con la premisa de ¿qué pasa si nadie muere en el mundo?. Pues pasa Miracle Day.
Es pronto para cantar las alabanzas de la aventura americana de la serie, solo decir que Bill Pullman pone los pelos de punta (como debe ser), que las bromas con Gales me han parecido hilarantes (que continúen por favor), y que John Barrowman parece plenamente en su salsa.
No se si chirriará mucho ese humor británico, que destila la serie con sus nuevos inquilinos, pero promete.
Promete un montón.
Veremos que pasa en los próximos capítulos, y esperemos que desemboque en una apocalíptica catarsis como su anterior temporada.
2 comentarios:
Yo lo único que me echa para atrás es que se repiten un poco con lo de "trama misteriosa a nivel mundial", por lo demás me ha gustado todo
Paco Hernández:
A mi también, ja, ja!!!
Que bien qu ele han dado esta oportunidad a RTD a ver si la aprovecha y le ofrecen mas cosas, el aire britsh con presupuesto americano apetece mogollón!
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