Si alguien se ha preguntado alguna vez que les pasa a las víctimas de secuestro después de su rescate, aquí tenemos la respuesta.
Annie, ha pasado un infierno, retenida durante un año por un sicópata, que abusaba de ella física y síquicamente día sí y día también. Nosotros nos enteramos de su infierno vivido por su propia boca, Annie le cuenta a su siquiatra toda su historia, desde su secuestro hasta sus meses aislada en una cabaña en algún lugar montañoso.
Mientras tanto sus días de readquirida libertad la tienen prácticamente prisionera en su propia casa, durmiendo en el armario, con miedo a enfrentarse a todo y a todos los que la rodean: su exigente madre, su pusilánime padrastro, su cariñoso novio, su absolvente amiga...
Annie cree que sus pesares no han terminado, que todavía alguien la acecha. ¿Son solo imaginaciones suyas propias de una mente traumatizada? ¿O realmente hay alguien allá fuera presto a volver a secuestrarla?
Su secuestro guarda un misterio que pronto se va a descubrir.
Contada de una forma muy particular, así una historia que normalmente sería de lo mas predecible y cliché, está llena de sorpresas. Realmente oír el punto de vista de Annie, su trauma e infierno particular, de sus propios labios, añade un plus de lo mas desasosegante a la novela, convirtiéndola en algo, no siempre agradable, pero siempre interesante.
Una de esas novelas que no puedes parar de leer.
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