Steven Soderbergh se deja de ladrones de guante blanco (aunque no de repartos amiguiles) y nos cuenta la historia real de Mark Whitacre (Matt Damon), un ejecutivo de la industria del maíz, que siendo testigo de constantes chanchullos por parte de todas las empresas del sector, decide denunciar el fraude y se convierte en informante para el FBI.
Solo que no para ahí la cosa. Ni mucho menos.
Puede que Whitacre no informe de TODO lo que debería, y su apariencia sencilla y bonachona oculte algo mas allá. O no. Puede que lo que veamos es lo que hay.
La película es entretenida y en muchos momentos graciosa, Soderbergh utiliza sus truquitos aprendidos después de tres pelis de timos, para timarnos a nosotros, creyéndonos esta vez los que nos cuenta en primera persona el protagonista.
Nos tima, pero de buen rollito.
Lejanos ya esos tiempos oscarizados de Traffic, o el talento original que demostró hace ya 22 años con Sexo, mentiras y cintas de video, nos conformamos con su narrativa engañosa y que tostones como Solaris no se vuelvan a repetir en su carrera.
Puntuación: 5'5
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