Miniserie británica de cuatro capítulos sobre la guerra civil inglesa, un drama histórico como los de antes, todo contado por la prota, el único personaje ficticio de la serie, que hace de hilo de unión.
Seguimos sus aventuras y desventuras mientras Oliver Cromwell y los demás revolucionarios planean derrocar al rey.
La producción es impresionante y siempre es un placer ver a John Simm, aunque esté alejado de sus roles habituales, yo siempre le veo de policía en pleno tránsito temporal, como en Life on Mars, esa maravilla de serie que los yanquis han copiado al pie de la letra, o como el Master en Doctor Who, eso sí es un villano y lo demás son cuentos.
La protagonista, esta Devil's Whore interpretada por Andrea Riseborough ya desde su infancia ve como sus ideas, en una comunidad exageradamente religiosa, la señalan como marcada por el diablo. Cuando no todos los hombres eran iguales (la distinción entre ricos y pobres, nobles y siervos), su feminismo nos traslada a visionar un mundo donde todos, hombres y mujeres, deberían ser iguales... pero en 1630 eso era del todo imposible. Casada a los 17 años por amor, ve que después de todo ese amor no lo puede todo, su marido también será arrastrado por los convecionalismos de la época, que dictaban que la mujer debía someterse al marido en toda ocasión. Y ella, aunque se revela, sufre todas y cada una de las consecuencias. Ser una mujer independiente no era nada fácil entonces. Su marido lucha al lado del rey mientras ella apoya (inocentemente) a los partidarios del parlamento.
Los hechos históricos, sufren los cambios habituales para dramatizar el argumento, pero lo esencial sigue ahí.
Seguimos sus aventuras y desventuras mientras Oliver Cromwell y los demás revolucionarios planean derrocar al rey.
La producción es impresionante y siempre es un placer ver a John Simm, aunque esté alejado de sus roles habituales, yo siempre le veo de policía en pleno tránsito temporal, como en Life on Mars, esa maravilla de serie que los yanquis han copiado al pie de la letra, o como el Master en Doctor Who, eso sí es un villano y lo demás son cuentos.
La protagonista, esta Devil's Whore interpretada por Andrea Riseborough ya desde su infancia ve como sus ideas, en una comunidad exageradamente religiosa, la señalan como marcada por el diablo. Cuando no todos los hombres eran iguales (la distinción entre ricos y pobres, nobles y siervos), su feminismo nos traslada a visionar un mundo donde todos, hombres y mujeres, deberían ser iguales... pero en 1630 eso era del todo imposible. Casada a los 17 años por amor, ve que después de todo ese amor no lo puede todo, su marido también será arrastrado por los convecionalismos de la época, que dictaban que la mujer debía someterse al marido en toda ocasión. Y ella, aunque se revela, sufre todas y cada una de las consecuencias. Ser una mujer independiente no era nada fácil entonces. Su marido lucha al lado del rey mientras ella apoya (inocentemente) a los partidarios del parlamento.
Los hechos históricos, sufren los cambios habituales para dramatizar el argumento, pero lo esencial sigue ahí.
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