Si con su primera temporada Whitechapel daba un repaso moderno a Jack El Destripador (con copycat y todo eso), con su segunda temporada decide iluminarnos sobre el crimen organizado en Londres en los 50 y 60, dirigido por los infames gemelos Kray.
Un anciano escapado de la cárcel aparece muerto en la orilla del río. El DI Chandler, con su entusiasmo habitual, y la inestimable ayuda de su sargento y del investigador privado (o algo así) Edward Duchan pronto establecerán una conexión con crímenes pasados, los cometidos por los gemelos Kray.
Antes de morir, prometieron que volverían, ¿es posible? ¿o solo es otro copycat?
No tan inquietante como la primera temporada, sí establece un hilo argumental interesante, y encima nos enteramos de un montón de detalles sobre la vida de los gangsters de Londres, define todavía mas a los personajes protagonistas y crea, un pasado para todos ellos creíble.
Como los casos famosos de su zona se están terminando, esperemos que para una tercera temporada decidan expandir su radio de acción. Si es que hay tercera temporada.
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