Aguantando la sequía seriéfila como una buenamente puede.
Otro kdrama para el saco, aunque yo diría que este es de los menores, no tiene grandes despliegues, ni estrellas superconocidas, ni grandes audiencias, pero en su sencillez reside su encanto.
La doctora Kim Yeon Woo (Kim So Yun, la misteriosa agente del norte en IRIS) empieza a trabajar en Taereung National Village, un centro de concentración para atletas olímpicos. Es el único sitio donde la han admitido, después de ser despedida del hospital donde trabajaba, al denunciar a uno de los mandamases por mal praxis. En el centro olímpico, su jefe, el director médico Lee Do Wook (Uhm Tae Woong, visto en Delightful Girl Choon-Hyang), venido del John Hopkins en Estados Unidos, con cojera, bastón y malhumor incluidos (si eso no es un guiño a House no se qué puede serlo), esconde un pasado doloroso de deportista de élite, y un corazón roto hace tiempo por la actual entrenadora de natación. Aunque a la doctora le atrae su jefe, en el fondo (tan al fondo que ni se ha enterado) su corazón late por Park Ji Heon (la estrella emergente Jung Gyu Woon), uno de los miembros del equipo de judo, que además de estar empeñado en conseguir una medalla de oro, en honor a su hermano fallecido en trágicas circunstancias, sabe que su destino está unido a Kim Yeon Woo.
No es la serie que engancha a los kdramas (eso se lo dejo a IRIS), pero se ve agradablemente, es una mezcla de comedia, deportes, drama médico y romance (mas concentrada en la parte dramática que en los deportes) que no se hace larga, a pesar de las vueltas típicas que da la trama durante los 16 episodios, y el final, aunque cantado, no te quita la sonrisa de la boca.
Esperando el cameo de Kim So Yun en Athena, por lo menos así no se la echa tanto de menos.
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