Canalizando la fantasía de La rosa púrpura del Cairo, y aquel dicho de tiempos pasados fueron mejores, Woody Allen, puntual con su cita de cada año, rueda una comedia menor, pero lo hace con gracia y tempo.
Gil (Owen Wilson el alterego de Allen), es un escritor de guiones de Hollywood de cierto éxito que, aprovechando el viaje de negocios a París, de sus futuros suegros, se acopla a él con su prometida, para inspirarse con su primera novela seria.
Enamorado instantáneamente de la ciudad, imaginándose a si mismo escribiendo en una buardilla, en los años 40, con el sonido de la lluvia de fondo, viviendo intensamente ese romanticismo pasado, intenta trasmitirle esa sensación a su novia, sin conseguirlo.
Una noche, paseando por calles desiertas, al filo de la media noche, se ve mágicamente transportado a esa época dorada que tanto desea, encontrándose por el camino no pocos personajes históricos que le trasmitirán ese amor por la vida, esa pasión que anhela.
Woody Allen es el único que puede hacer coincidir en espacio y tiempo a Picasso, Buñuel, Scott Fitzgerald, Dalí, Hemingway o Belmonte y salir bien parado.
Me encanta Adrien Brody como Dalí, y Marion Cotillard como la musa está estupenda; desde luego Owen Wilson no lo hace mal, pero de todos los últimos sustitutos de Allen es el que mas se aleja de su estilo, sigo prefiriendo a John Cusack en Balas sobre Brodway.
Puntuación: 6
3 comentarios:
uff,qué ganas tengo de verla!
saludos!
¡Habrá que verla a ver!
troyana:
Si es una cita ineludible, ¿verdad?
Möbius el Crononauta:
Es Woody Allen, por supuesto!!
Publicar un comentario