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miércoles, 18 de mayo de 2011

Vida de Oharu (o la mujer que quería amar)

Si en Samurai Rebellion  de Masaki Kobayashi ya se nos daba una visión, de lo mas descorazonadora, del papel de la mujer en el japón feudal, Kenji Mizoguchi en uno de sus proyectos mas personales, va todavía mas allá, y trasladándonos al siglo XVII, nos cuenta la historia de Oharu, la hija de un samurai de buena posición en la corte imperial de Kyoto, que ve como su vida da un vuelco, al enamorarse de alguien de mas baja condición.
Desterrada junto a su familia, su amante ejecutado, en búsqueda constante del amor que le es negado en favor de posición, orgullo y honor, una desventura tras otra la obligan  (o es obligada) a tomar decisiones duras para sobrevivir. Desde convertirse en la concubina de un gran señor para dar a luz el deseado heredero del clan, hasta ser vendida para ser cortesana, todas las posibles situaciones de una mujer de la época, son vividas por Oharu, y así nos muestra todos los deberes y obligaciones de una mujer de su tiempo, junto con las bajas expectativas de los hombres ante el sexo débil, cuyo corazón y deseos desprecian, o simplemente ignoran.
Mizoguchi como ya descubriera hace unos meses con Cuentos de la luna pálida de agosto,  se deleita en largas secuencias donde los personajes actúan, se mueven con soltura y naturalidad. Esos planos secuencias son pequeñas obras de arte que hacen de la película algo excepcional y único, como cuando la cámara sigue a Oharu corriendo entre las cañas de bambú, tantō en mano. Quiere quitarse la vida ya que su amante ha muerto, perseguida por su madre para impedírselo, acaban llorando en el suelo.
O la escena donde el mensajero de lord Matsudaria le busca concubina a su señor, de entre una larga fila de aspirantes, es un ejemplo del buen hacer del director que ya en 1952 lograba lo que muchos no son capaces de hacer ahora, contar una historia donde cada plano es esencial, sirve al argumento, y bellamente describe los sentimientos de los personajes, casi sin necesidad de palabras.
Otra obra maestra de obligatorio visionado para todos los amantes del cine.
Puntuación: 8'5

2 comentarios:

Cinemagnific dijo...

La adoro. Y lo mejor es la capacidad que tenía este hombre de, hablando del pasado, hablar del presente, de la mujer japonesa marginada de su tiempo. Grande.

marguis dijo...

Cinemagnific:
Desde luego, Grande. ¿Otra peli que TENGA que ver del director? ¿Alguna recomendación apremiante?